17/12/11

Bye, bye, Liz!



Me da mucha pena ver cómo muchos de los objetos personales de la gran Liz Taylor se están desperdigando por el mundo.
Es muy triste contemplar que tantas cosas bellas acaben en la caja fuerte de un banco, en los pasillos de la sala noble de una empresa japonesa o china, en los sótanos de algún hotel de Las Vegas o en el rancho de algún hortera de Texas o de San Petersburgo, que para el caso es lo mismo.
En fin, supongo que eso es ley de vida cuando uno no deja herederos en condiciones.

Pero lo que de verdad, de verdad, me tiene intrigado es saber quién coño habrá comprado esto...




Pagaría por verle la cara al chino o japonés de turno (¿os dais cuenta que casi todos los que pujan ahora son "anónimos inversores asiáticos"?¡miedo me da!) que haya pagado sus correspondientes millones por esa joya del genio Versace.
Seguro que no le queda tan bien como le quedaba a la diosa Liz...

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